UNA RED DE SUEÑOS Y ESPERANZAS (2006) Silvia Gattino

Creación exclusiva para la presentación del libro: “Todos podemos prevenir el VIHlSIDA/ITS “, Manual de capacitación para promotores de salud. – Producido en el marco del Proyecto de Actividades de Apoyo a la Prevención y Control de VIH /SIDA en Argentina  _ a cargo de la Fundación Perspectiva Social, en Córdoba _ ­financiado por el Fondo Mundial de Lucha Contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria. – Agosto 2005 (1º versión ) 22 Junio 2006 (última versión)

 

Quiero contarles una historia de esperanza.

Siendo yo una niña muy chiquita, tuve un sueño  gigante.

Soñé que abría un libro y me convertía en un niño ruludito, de ojos negros grandes y saltones. Estaba parado en la parte de abajo de la página 67 de ese libro, y casi se me daba vuelta la cabeza como una media de tanto mirar para arriba. ¡Había un montón de letras! ¡No entendía nada! Empezaba a sentir que era tan difícil todo eso que seguro sería cosa de grandes…

Yo soñaba y crecía dentro del libro, saltando como en la plaza, el tobogán o el trapecio, de una letra a la otra, de una palabra a la otra, de frase en frase hasta dar vuelta la página, allí jugaba a la telaraña con un ovillo de lana, pasaba luego a otra página, y a otra más…

¿Saben? Más adelante, en algunas páginas del sueño me sentía muy desconcertado,  empezando a sospechar que estaría aprendiendo a leer. Dejaba de estar solito, al cruzarme con gente de todas las edades en las páginas siguientes. Personas que corrían, otras queriendo escribir ¡vaya a saber qué historia! Algunas personas hablaban pero yo no alcanzaba a escucharlas aún.

Yo me transformaba en mi sueño.

Pasé por unos túneles de hojas, letras y dibujos que me dieron mucho miedo también y en las páginas 40, me encontré entonces frente a un espejo: me vi creciendo a la par de otros y otras, y bastante atrás había quedado el gordito de rulos y ojitos saltones… Crecía en el libro de mis sueños, mientras me hablaban de mis derechos, y podía ver en el espejo todos mis prejuicios, mis ignorancias, alimento del pesimismo cotidiano.

Mientras soñaba, yo seguía jugando el juego de la vida, con placer, con curiosidad, ¡de una página a la otra yo aprendía a disfrutarla! Por momentos, empecé a verme desnudo, y seguidamente era otra vez yo, pero esta vez desnuda. ¡Sí, así como lo escuchan! Era yo, desnudo y desnuda, a la vez… Todo en uno… o en una.

Alguien me dio la mano, desnudo – desnuda también, en la página 37 de mis sueños. Caminando, hablamos de algunos mitos y prejuicios, notamos nuestras diferencias y la diversidad, descubrimos otras prácticas corriendo nuestros propios velos, nos tocamos con amor, simplemente gustosos de estar tan cerca compartiendo el goce de reconocer nuestros cuerpos. Fue en una de las páginas, recuerdo el número 23 en el sueño, nos encontramos entre un montón de letras, y yo empezaba a sentir que no era tan difícil todo, entonces noté una cosa: ¡seguro que ya seria grande! ¡Ya sabía leer y tenía más experiencia que cuando empecé a soñar! Entre el montón de letras aparecieron de repente dos palabras: “relación” y “sexualidad“. Ya no estaba sola en el sueño, y juntos nos transformábamos, envueltos en un halo de amor, goce, paz…

Seguimos el sueño de la vida llenos de esperanzas, cruzándonos con otros en el andar, jugando con nuestros derechos y nuestro mutuo cuidado. En la página 13 del libro de mis sueños un enanito con su mano izquierda gigante detuvo mi juego adolescente interponiendo la pregunta “¿qué es prevenir?” Miré a mis costados, hacia arriba y hacia abajo, y ¿saben algo? Como si alguien hubiera estado sacudiendo el libro de mis sueños, de cada una de sus páginas empezaron a caer personitas de todos los tamaños, las edades y colores, gorditos y flaquitos, altos y bajos…

Cuando el libro se esfumó entre mis imágenes, todas esas personitas y yo, llegábamos en paracaídas a un territorio plagado de escombros y peligros cotidianos. Era la realidad, ya estaba despertando y la vi con los ojos bien  abiertos….

Los busqué ansiosamente entre los paracaídas.

Nos miramos. Nos reconocimos. ¡Si todos veníamos del mismo sueño! ¡entre todos y todas habíamos escrito la misma historia y por ella, nacimos otra vez!

Entre sueños y lecturas, habíamos descubierto otra realidad. Nos tomamos de las manos y sentimos que la vida merecía ser cuidada, protegida, defendida y disfrutada entre todos y todas…

Si un mismo sueño nos había posibilitado escribir nuestra historia, entonces ¡manos a la obra!, hagámosla realidad ahora, ¡limpiemos los escombros y plaguemos nuestro territorio de esperanzas cotidianas!

…Así fue como empezamos a escribir el Primer Capítulo de un libro inagotable de esperanzas, que nos posibilitó encontrar la respuesta a la pregunta del enanito de mi sueño.

¿Y saben algo más?.. siendo yo muy chiquita cuando empecé a soñar, por medio de esta sana  historia, crecí tejiendo una red gigante de esperanzas…

Córdoba, 22 Junio 2006

Comparte este contenido

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here