Primero fueron raíces perforando el suelo,
pujando para parirse
¡Tan hondo!
¡Tan fuertes!
Desde su centro
la Tierra estalla en fragmentos infinitos
y con la tinta caliente
de su fuego interno,
con la llama ardiente de un magma espeso y abundante,
desbordante,
un filamento de raíz y tierra húmeda
dibuja en el espacio abierto
siluetas de caderas, cinturas, pechos,
hombros suaves cubiertos de copiosas cabelleras despeinadas…
detrás de su trazo la línea dibujada
se rellena,
estatuillas de lodo, granos de tierra
rocas y arenas profundas,
ahora encendidas en su centro,
hidratan su corazón
bebiendo la savia caliente de su cuenco,
sus úteros, refugio sagrado de vida. Templos.
Siluetas de tierra fértil,
su centro, el fuego ardiente del centro de la Tierra.
Ahora encendidas,
sacan su centro afuera.
Por ellas, el fuego y la tierra
son ahora fogata, humito que sauma y sana.
Ahora encendidas,
ellas cantan, danzan en círculos
y extienden sus manos hacia el sol.
Saben que allí han llegado al punto de partida.
Reverencian al padre
que ha puesto su fuego sagrado
en el centro haciendo madre
a la Tierra…
llevan a ambos en sus úteros
cerrando el círculo de fuerza, confianza, decisión, voluntad, firmeza
y alegría de vivir!
… en círculos, de círculos, de más círculos unos en otros,
de adentro hacia afuera
de afuera hacia adentro
y la energía se hace UNA. Sensual. Femenina.
(Cordoba, 9-4-13)