Buscó, sin tapujos, entre las capas subterráneas de sus prejuicios enterrados. Tomó su legado.
Giró sin detenerse nunca. Gimió por la excitación del cambio. Gustó de su valentía y ganó. _Cambio _ susurró _es la palabra que deseo.
Deseó su isla, esa que en los sueños conocía. Pero aquella montaña, la que asomó soberbia una mañana, ¡allí estaría su tesoro!
Quizás haya estado siempre allí. Más, ese día sería como el primero. _ No retornes _ le devolvió el eco _ nunca podrías encontrar ese, tu punto de partida.
Llegó más de dos veces tarde. Sin embargo, las puertas permanecieron abiertas.
Hacia un punto del infinito huyó, veloz. Nunca sabrá de lo contrario, qué de su infinito brillo atrae, intenso, el imán de sus sentidos…
Serena impresión de luz anida en mi corazón la dicha de otro día, y de radiantes mañanas nuevas. Saltarina, confiada… así sonaba aquella carcajada aquella carcajada | .
El vuelo de las gaviotas hacia el horizonte se interpuso, impertinente, entre sus hombres… Cuando ya no cuenten los éxitos quiénes, entonces?
Distinguió, con lucidez sin igual, dónde alojaría a su perturbado corazón. Con el vértigo de los comienzos se desplazó sin dudar sobre lo incierto.
¿Cómo aprehender, sin lesionar, ese minuto que no volverá?
Ordenada sucesión de números, aunque imprevisible, el almanaque llovía la humedad de nuevos días … Caos secreto de la matemática del tiempo.
El calendario esa lógica trama del ritmo en que el tiempo se va y deja de pertenecernos
Laberintos de amor: secretos atajos del alma irascibles líneas blancas de los destinos. En el infinito solamente había amor.
Córdoba, Enero 2005 (revisado en Junio 2005)
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